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El exasesor de más de 10 gobiernos critica el academicismo de la escuela y defiende la incorporación de disciplinas como la danza

Ken Robinson en el evento de innovación educativa EnlightED en Madrid. Ken Robinson en el evento de innovación educativa EnlightED en Madrid. SAMUEL SÁNCHEZ

Ken Robinson (Liverpool, 1950), exasesor en materia de innovación educativa del ex primer ministro británico Tony Blair y de otros 10 gobiernos, bromea con que mucha gente cree que solo existe en vídeo. No le falta razón. En 2006 protagonizó una charla TED sobre cómo las escuelas matan la creatividad que ya suma más de 53 millones de visualizaciones en todo el mundo. Desde entonces, es uno de los pensadores educativos más solicitados y su caché puede llegar a los 50.000 euros por conferencia. Critica que el colegio funciona de forma similar a las cadenas de producción industrial: se ofrece la misma enseñanza a todos los niños sin tener en cuenta sus necesidades de aprendizaje. “Es un sistema competitivo que está fallando a los alumnos”, lamenta.

En su último libro, Creative Schools (Penguin Random House), Sir Ken Robinson –en 2003, la reina Isabel II lo nombró caballero por fomentar las artes- propone un modelo de escuela que contemple otros grados de inteligencia más allá de la académica, porque “no todos los niños irán a la Universidad y hay que ayudarles a descubrir su talento”.

Robinson vive en Los Ángeles, desde donde lidera la creación de dos plataformas online, una para conectar a profesores de todo el mundo y acelerar el cambio educativo, y otra para ayudar a los jóvenes a descubrir su vocación. Esta semana visitó Madrid para participar en EnlightED, un evento impulsado por Fundación Telefónica, IE University y South Summit para abordar los retos de la tecnología y la transformación del sistema educativo, donde contestó a las preguntas de EL PAÍS.

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Pregunta. ¿Cómo cree que debe ser hoy la escuela?

Respuesta. Vemos la escuela como un lugar de rutinas, calendarios exigentes y exámenes. No tiene por qué ser así. Los colegios dividen a los alumnos por grupos de edad, pero en la vida real no nos relacionamos así. La escuela es una comunidad de personas que aprenden y lo primero que habría que hacer es mezclarlas, no hacer del colegio un lugar tan rígido. Al final del día, cuando los niños finalizan las clases, juegan juntos, no hacen diferenciaciones por edades.

En segundo lugar, una buena escuela es la que tiene horarios flexibles. Si un adulto en su día a día se viese obligado a realizar una actividad diferente cada 40 minutos, se quemaría enseguida. Los colegios tienen que funcionar con ritmos naturales para permitir que los niños dediquen el tiempo necesario a cada tarea. Hoy existen programas suficientemente sofisticados para que cada estudiante trabaje a su ritmo, con sus propios horarios.

P. Las escuelas innovadoras suelen ubicarse en los barrios con rentas más altas y las escuelas privadas llevan, en muchos casos, la delantera. ¿Qué se puede hacer para que la innovación educativa no incremente la desigualdad?

R. No se trata de elegir entre innovación o desigualdad, sino de contectar ambos puntos. La innovación es también un cambio en la estrategia a la hora de gestionar el sistema educativo. Ser más inclusivo también es innovar. Los niños que viven en barrios complicados y que además, en algunos casos, no hablan bien el idioma, tienen que recibir más apoyo. Tienen un punto de partida distinto, por su situación familiar, y para ofrecerles las mismas oportunidades hay que centrarse en dar repuesta a sus necesidades.

P. Los profesores se quejan de que no tienen tiempo ni herramientas para transformar la escuela. ¿Qué les recomienda?

R. Enseñar es complicado, los docentes están sometidos a una gran presión. En mi libro Creative Schools cuento que la revolución debe hacerse de abajo hacia arriba. Hay que entender cómo funcionan los cambios sociales, siempre desde la raíz. Persuadir a los políticos a pensar diferente no es la solución. Los grandes temas que afectan a la educación tienen que ir más allá de un ciclo electoral; no pueden depender de la voluntad de un mandatario. Es como el movimiento MeToo o las acciones para frenar el cambio climático; son iniciativas que surgen al margen de la vida política.

 P. ¿Los profesores tienen que hacer la revolución independientemente de lo que marquen los programas oficiales?

R. Cuando un profesor cierra la puerta de la clase, se enfrente a un grupo de estudiantes a su manera, muy pocos sistemas prescriben cómo enseñar, no te dicen qué hacer minuto a minuto. El profesor decide qué hacer. Mucho de lo que pasa en educación no tiene que ver con la legislación, sino con los hábitos.

P. Otra de las grandes tareas pendientes es la revisión de los métodos de evaluación. ¿Cree que PISA -la prueba internacional sobre educación más reconocida del mundo elaborada por la OCDE- está afectando negativamente a los centros?

R. La idea de las pruebas PISA era ofrecer evidencias sobre el funcionamiento de los centros para permitir a los gobiernos tomar decisiones sobre la pertinencia de sus políticas. El problema es la competición que se produce entre países. Su objetivo de posicionarse bien en los rankings les lleva a renunciar al uso de programas innovadores de aprendizaje, por ejemplo en matemáticas o lengua, para poder cumplir con las exigencias de esas pruebas. En los últimos 20 años, Estados Unidos ha gastado miles de millones en exámenes estandarizados -los alumnos realizan cerca de un centenar de evaluaciones externas durante el periodo escolar-.

Esas pruebas no han ayudado a nadie. Las puntuaciones en matemáticas o lengua están en el mismo punto que hace 20 años y eso desmoraliza a los profesores y desmotiva a los jóvenes. Las tasas de graduación tampoco han mejorado; ha sido un experimento fallido. Otro ejemplo es el de Hong Kong, donde hay compañías que ofrecen formación para preparar a los niños de tres años para el examen de acceso a la escuela infantil. Hemos perdido la cabeza.

P. Uno de los grandes fracasos de la escuela es el abandono escolar. ¿Es por falta de motivación?

R. No me gusta la palabra abandono porque esconde un estigma, sugiere que el alumno ha fracasado. Es la escuela la que está fallando a los niños. Está concebida con una visión muy reducida de lo que es el éxito, que suele asociarse con lo meramente académico. La danza es tan importante como las matemáticas, pero hay una visión muy limitada de lo que es la inteligencia. Nos desarrollamos física, emocional, espiritual y socialmente, tenemos diversos talentos. La escuela no lo mide y por ello mucha gente seguirá pensando que ha fracasado.

Hay escuelas alternativas que no se centran únicamente en lo académico sino en descubrir el talento.  Funcionan porque tienen una visión alternativa de lo que es el éxito. Un ejemplo es la red de escuelas Big Picture Learning, unos 100 centros con una conexión muy cercana con los padres y aprendizaje individualizado, con diferentes caminos para cada alumno. En la web Alternative Education Resource Organization se pueden encontrar ejemplos de estos centros.

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La conferencia mundial 'enlightED' premia las mejores iniciativas tecnológicas para ayudar en el aprendizaje




El presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, en la inaguración de 'enlightED', evento del South Summit 2018.rn
El presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, en la inaguración de 'enlightED', evento del South Summit 2018. TELEFÓNICA EUROPA PRESS

La educación basada en tecnología, que se engloba dentro de la etiqueta Ed-Tech, se dio cita esta semana en enlightED, la conferencia mundial organizada por Fundación Telefónica, IE University y que se incluye dentro de la agenda del conocido evento ligado a la innovación, South Summit. A los premios convocados con motivo del evento se presentaron 615 candidaturas, del as que fueron finalistas 10, cinco de ellas españolas. Sense fue la ganadora con una solución de inteligencia artificial que ayuda a los educadores a personalizar el aprendizaje para cada estudiante.

El proyecto galardonado presenta un enfoque híbrido en el que computadoras y humanos se complementan: unos enseñando o aprendiendo y las primeras identificando automáticamente los patrones de comportamiento comunes durante el aprendizaje.


Herramientas digitales para mejorar la educación

U-Planner, premio enlightED de IE University, es una iniciativa chilena que proporciona soluciones y apoyo para la mejora educativa con énfasis en el logro de los objetivos estratégicos de las instituciones de educación superior. Esta plataforma cuenta con el apoyo de Microsoft, que la reconoció en 2017 como su Global Partner of the Year en Educación por su trabajo innovador entre instituciones académicas y estudiantes.

Por su parte, LingoKids, premio enlightED de Fundación Telefónica al proyecto de mayor impacto social en educación, es una herramienta que permite eliminar barreras para acceder al aprendizaje de idiomas de alta calidad pensada sobre todo para niños de dos a ocho años. La plataforma ofrece una metodología innovadora para aprender inglés a través de una experiencia didáctica divertida, mediante actividades, vídeos, juegos y canciones, y personalizada, ya que los contenidos se adaptan al nivel de conocimientos de cada usuario. LingoKids está presente en más de 180 países, cuenta con más de siete millones de familias registradas y ha mantenido un crecimiento interanual del 300% desde su lanzamiento en 2016.

Iniciativas españolas

El resto de las startups finalistas contó con una alta representación española. Odilo, una multinacional con presencia en Latinoamérica y en Estados Unidos, ofrece recursos educativos y contenidos en línea para las diferentes etapas educativas. Capabal, que acaba de expandirse a Portugal, selecciona entre los millones de contenidos online los que mejor se adaptan a cada usuario y crea con ello un plan de formación personalizado. Global Alumni apuesta por el e-learningy pretenden llevar la educación de posgrado virtual y semipresencial a un nivel superior gracias a la tecnología. MyABCkit, con sede en Barcelona, ha creado una plataforma de aprendizaje personalizada con el objetivo de cambiar la educación para los más pequeños según tres principios de la metodología Montessori: aprendizaje individual, enseñanza personalizada y análisis de aprendizaje. Su plataforma promueve que los niños aprendan a leer y a escribir, así como gramática y comprensión lectora de una forma fácil, divertida y natural.

Jonathan Zittrain, profesor de Derecho de Internet en la Universidad de Harvard, destacó durante el evento que la tecnología y las grandes compañías compiten con los educadores. Sin embargo, el machine learning, o aprendizaje máquina, sigue siendo impreciso y está muy lejos de los valores y características propiamente humanas.

Publicaddo enEl País.

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