DÍAS DE CLASE VS DÍAS DE RECESO EN CURSO

Ayer hacía cuentas de los días hábiles de clase en el subsistema de Bachillerato Tecnológico al que pertenece el plantel donde trabajo.

 

El semestre enunciado Agosto-Enero se da en sí de Agosto a Noviembre y cuenta sólo con 68 días hábiles para clases, tras 81 días que lo precedieron de receso.

 

En cuanto al semestre que se indica como Febrero-Junio se imparte de Febrero a Mayo y cuenta con 63 días hábiles para clases y está precedido de 65 días de receso.

 

Cuando envié la información vía tuiter y cuestionaba cómo era posible que nos preguntáramos la razón del bajo nivel académico de nuestros jóvenes tras estos números de contraste, no faltó quién me refutara diciendo que el poco tiempo de días hábiles de clases no era factor para un bajo rendimiento de los estudiantes. Le otorgo algo de razón a esta persona, pero hay que hacer un análisis más profundo al respecto de los días de clase y los días de receso.

 

Los jóvenes que ingresan al plantel donde trabajo son jóvenes de 15 a 18 años y dedicados en su gran mayoría de tiempo completo al estudio. De 500 estudiantes 10-12 jóvenes trabajan, es decir, menos de 3%.

 

Los jóvenes llegan con bajo nivel académico, deficiencias muy grandes en lectura y escritura. Inquietos por naturaleza, desidiosos por malos hábitos, irresponsables por cuestión de edad, libres por necesidades laborales de sus padres y quienes además dejan recaer casi toda responsabilidad a la escuela de la formación-educación de sus hijos.

 

Con estos factores, el número tan amplio de receso en el calendario escolar implica que los jóvenes en su proceso de madurez y de ampliar su nivel de disciplina, responsabilidad y compromiso en el estudio que los prepare al muy próximo futuro de la realidad universitaria o laboral, viven con mucha displicencia su bachillerato.

 

La soledad con la que viven una gran mayoría, el querer escapar de la vida de su entorno, el querer gozar de una y mil fantasías con las que le bombardean los medios de comunicación, el demasiado tiempo sin responsabilidades, los invita a una vida desordenada y cuando se dan cuenta no sólo han pasado tres años sin una buena base abrirse camino en la universidad o el sector laboral, sino algunas veces con la responsabilidad de una familia a mantener, con una adicción con la cual luchar para librarse de ella o compromisos adquiridos con bandas que hábilmente los insertaron en actividades ilícitas.

 

Son muchos los factores que influyen en un bajo nivel académico de los jóvenes estudiantes pero los prolongados periodos de recesos con respecto a los días hábiles de un curso semestral inclinan, indiscutiblemente, la balanza a

una problemática educativa en México y la incertidumbre de nuevas generaciones y su posicionamiento en la sociedad.

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Respuestas

  • Muy buen trabajo del grupo

  • Judith:

    Lo que comentas es un problema que se debe de tratar desde la parte directiva y la academia misma, en la reforma del bachillerato de 2004 en algunos documentos se indicó que el semestre constaría de 16 semanas de clases, es decir 80 días, en momento alguno mencionaron que era de agosto a enero o febrero julio, esto queda de herencia de lo que decía el plan anterior, pero la propuesta de una reforma del bachillerato era buena la intención, lo que pasó es que lo educativo caminó a ritmo diferente de lo administrativo y se quedó en una camisa de fuerza, ahora "cambió" el plan, existe una propuesta de flexibilidad, pero todo lo quieren dentro del mismo molde.

    Se planteó desde la docencia pero no desde lo administrativo escolar.

    Por eso ahora seguimos dando por terminado el curso por la fecha y no por el número de semanas clase que indica el proyecto de la reforma.

     

    Saludos desde Chiapas.

    Ariosto Cruz González

    CBTA 24

     

  • Estimada Judith:

    Tu reflexión es el tiempo que la docencia debe invertir para generar la incomodidad en la zona --precisamente-- de confort. en la que con frecuencia nos encontramos.  Si bien, uno como profesor nunca tendrá el tiempo suficiente para impartir clase, también es necesario cuestionar el cómo sería otro escenario o el cómo el sistema educativo va por un lado, la vida por otro y las estrategias de enseñanza por un tercer camino. La innovación se asoma cuando personas como tú nos pone a pensar, ahora sólo depende si tomamos la reflexión o la dejamos pasar. Gracias por tomarte un tiempo para lanzar el gancho.  

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